24 de abril de 2009
Dios nuestro de todos los tiempos
Autor/es: Carlos E. Ham y Tania M. Petersso
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Cuando la mañana se levanta y los rayos del sol tocan a mi ventana, mis ojos se abren para saludar un nuevo día, para agradecerte, Señor, por el regalo de la vida.
Cuando en el diario laborar y el quehacer de la familia, vemos como crecemos en espíritu y amor, todo nuestro cuerpo te da gracias, Señor por el alimento de cada día.
Porque tú eres el mástil de nuestro viaje,
la estrella que ilumina nuestro camino,
el aliento que llena nuestra vida,
el ejemplo de justicia y esperanza para toda la humanidad y la creación
que persiste en nuestro accionar.
Porque tú eres gloria entre nosotros,
la fuerza liberadora de pecados,
el agua limpia y pura para bocas sedientas,
la cura sanadora de enfermedades todas,
el amigo y compañero que levanta a quienes caen,
el Dios nuestro de todos los tiempos.
© Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana de CLAI-CELADEC
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nuestro, cuando, señor, eres, tú