Red de liturgia

Cuánta grandeza hay, Dios,
en la libertad que nos regalaste.
Cuánta gracia y amor
en ese dejarnos ser y dejarnos optar,
en ese dejarnos crecer y dejarnos actuar.
Y cuánto dolor también
en ese dejarnos errar y en vernos fracasar...
Es que no siempre usamos bien tu libertad;
a veces la malversamos,
encadenándonos a las cosas,
a lo material, a lo pasajero,
a nuestra propia voluntad.
Porque no hemos querido
vivir tu libertad:
¡Perdónanos, Señor!

Kyrie (puede ser el de Clara Luz Ajo)

Tu libertad deberíamos usarla para amarte
y para amar a otros,
para jugarnos por tu reino,
para vivir en plenitud tu evangelio,
para soñar tiempos mejores,
para crear un mundo diferente,
para servir a los demás en su necesidad.
Por esa libertad qua aún no hemos
dejado que nos libere
y no hemos aprendido a usar:
¡Perdón, Señor!

Kyrie

Cuántas cosas todavía nos dividen
y nos separan de tu comunión
y de la comunión con otros.
Cuántas paredes, cuántas rejas,
cuántos miedos, cuántos prejuicios,
cuánto orgullo, cuánta soberbia,
cuánta tibieza en el actuar,
cuánta pobreza en la fe,
cuánto Cristo despreciado,
cuánto evangelio mal vivido...
¡Ten piedad de nosotros, Señor!

Kyrie

Cuánto debemos aún crecer y aprender,
cuánto aún nos queda por recorrer.
Señor, acompáñanos en el camino,
que la luz de tu Espíritu nos guíe,
que tu justicia nos perfeccione,
que tu amor, que es viento y refugio,
aguijón y caricia, tirón de oreja y abrazo,
nos sacuda el alma y haga revivir en nosotros
el ardiente deseo de ser plenamente libres,
para que en tu libertad florezca la vida.
Amén y amén.